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Mello (2008) afirma que, en una zona destinada a la explotación agrícola, es fundamental que el suelo tenga un contenido de humedad adecuado para la germinación y el desarrollo de los cultivos. Por lo tanto, es necesario establecer y mantener un equilibrio óptimo entre la relación agua-oxígeno-sales en la zona radicular, con el fin de ofrecer condiciones ideales de supervivencia para los cultivos. Si las lluvias de la región no son suficientes, en las épocas oportunas, para mantener el suelo con contenidos de humedad adecuados, el riego es la técnica recomendada para suplir esta deficiencia. Por otro lado, si el suelo se mantiene con niveles excesivos de humedad durante largos períodos, la adopción de un sistema de drenaje es la solución al problema. En las regiones irrigadas, en las que se utilizan aguas con contenido en sales, el drenaje se utiliza para controlar la elevación del nivel freático, así como para eliminar el agua de lixiviación, con el fin de evitar la salinización del suelo. por lo tanto, los principales beneficios del drenaje agrícola son: incorporación de nuevas áreas a la producción agrícola, aumento de la productividad agrícola, control de la salinidad del suelo, recuperación de suelos salinos y/o alcalinos, y salud pública y animal.
Über den Autor / die Autorin
Es licenciada en Ingeniería Agrícola por la Universidad Federal de Campina Grande, especialista en Desarrollo Sostenible para el Semiárido Brasileño y en Gestión de la Agroindustria Azucarera, doctora en Ingeniería Agrícola. Profesora de las disciplinas de Fotogrametría y Dibujo Técnico del CCTA/UFCG. Experiencia en las áreas de ciencias agrícolas y medioambientales.
