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La liberación nunca fue concebida para ser una puerta giratoria: libre hoy, atado mañana.
Fue diseñada para ser la herencia permanente del creyente: "Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." - Juan 8:36
Este libro fue escrito para todo cristiano que ha librado batallas invisibles, ha vencido por un momento y luego se ha preguntado por qué la lucha ha regresado.
Es para el creyente que ayuna y ora durante días, pero se siente acosado por el mismo tormento.
Es para el ministro que impone las manos sobre otros, pero en secreto necesita la mano de Dios.
Y es para quienes se han cansado de respuestas superficiales, hambrientos de una transformación duradera.
El corazón de este libro
Por qué fracasa la liberación y cómo el fuego de Dios restaura el alma no es otro manual de métodos; es un viaje de transformación.
A través de cuarenta declaraciones diarias, reconstruirás los muros interiores de tu vida hasta que no haya espacio para que regrese la oscuridad.
Cada declaración invita a tres cosas:
1. Arrepentimiento: cerrar las puertas que el pecado abrió.
2. Renovación: llenar la casa de tu corazón con la Palabra.
3. Reinar: caminar diariamente en la autoridad que Cristo ya te dio.
Esta no es una lectura pasiva; es un ejercicio espiritual que convierte la teología en testimonio.
Cada oración se forja a partir de las Escrituras. Cada historia apunta a la victoria.
Y la declaración de cada día reconstruye un muro de fuego alrededor de tu destino.
Tres historias reales que inspiraron esta obra
1. El músico que perdió su canto
Una vez dirigió un culto que hizo llorar a la gente. Entonces comenzaron sueños extraños: manos que ahogaban su voz, sombras que se burlaban de su alabanza.
Corría de reunión en reunión, buscando liberación, pero el silencio crecía.
Una noche, leyendo Lucas 4, donde Jesús dijo: Escrito está, se dio cuenta de la verdad: había aprendido a cantar sobre Dios, pero no a alimentarse de su Palabra. Comenzó a recitar las Escrituras en voz alta a diario, salmo tras salmo. En cuestión de semanas, los sueños cesaron y la melodía regresó.
La liberación llegó, no por ruido, sino por alimento.
2. La mujer que cerró la puerta equivocada pero dejó otra abierta
Había destruido los ídolos que le regaló su abuela, pero las pesadillas atormentadoras continuaban.
Durante la terapia, el Espíritu Santo reveló una puerta oculta: su adicción a las novelas y películas de fantasía oscura.
Ayunó, quemó esos materiales y los reemplazó con música de adoración y las Escrituras.
Esa noche durmió tranquilamente por primera vez en años.
La liberación no falla porque Dios sea débil; falla cuando el creyente deja una ventana abierta.
3. El joven pastor que intentó orar sin fuego
Predicó la liberación, pero en privado luchó contra la depresión.
Una mañana leyó Romanos 12:1-2: Transfórmense mediante la renovación de su mente. Dejó de buscar poder y comenzó a buscar renovación: ayunaba no para que los demonios huyeran, sino para que la Palabra morara en abundancia.
En cuestión de meses, su voz cambió, su fe se profundizó, y quienes antes acudían en busca de ayuda ahora encontraban sanidad bajo su sombra.
Cuando el altar arde de nuevo, llega la libertad.
Por qué es importante este libro
Porque muchos creyentes hoy saben orar, pero pocos saben mantenerse libres.
Perseguimos los acontecimientos, pero descuidamos los encuentros.