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Hace doscientos años, Rosa Filipina Duchesne cruzó el Atlántico para establecer la Sociedad del Sagrado Corazón y educar a los niños en el nuevo mundo. Al abrir la primera escuela católica al oeste del Misisipi, la Madre Duchesne, conocida como "la mujer que siempre reza", cruzó fronteras para traer fe, amor y educación al mundo. Desde un convento en Francia hasta la frontera del Nuevo Mundo ... una niña, que luego sería una religiosa en el internado de un convento, soñaba con llevar el Evangelio a los pueblos nativos de América. Perseveró a través de la Revolución Francesa, la incertidumbre y los largos años de espera, hasta finalmente alcanzar su sueño en la frontera de Misuri, sólo para descubrir que no era lo que había imaginado. La vida y las relaciones personales de Rosa Filipina Duchesne revelan el corazón y el alma de una mujer pionera de la fe encendida con amor a Dios, en el contexto de la rápida expansión de asentamientos en la conquista del Oeste durante la primera mitad del siglo XIX, y sus efectos catastróficos sobre los pueblos nativos.