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En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de un aumento exponencial de la producción y el consumo de materiales plásticos. Estas sustancias versátiles han revolucionado las industrias, ofreciendo comodidad, durabilidad y flexibilidad que han transformado diversos aspectos de la vida moderna. Sin embargo, con el uso y la eliminación generalizados de los plásticos, ha surgido un nuevo y preocupante reto medioambiental: la proliferación de microplásticos y nanoplásticos. Los microplásticos pueden entrar en el medio ambiente a través de diversas vías, como la escorrentía del suelo, los vertidos industriales e incluso la deposición atmosférica. Están omnipresentes en entornos marinos y terrestres, lo que supone un riesgo para la fauna, los ecosistemas y la salud humana. Los animales y organismos marinos pueden ingerir microplásticos, lo que puede provocar diversos efectos negativos, como obstrucción gastrointestinal y alteraciones hormonales. Los nanoplásticos son partículas de plástico aún más pequeñas, con tamaños que oscilan entre 1 nanómetro (nm) y 1 micrómetro (¿m). Estas partículas pueden formarse directamente a través de la degradación de artículos de plástico más grandes o pueden ser el resultado de una mayor fragmentación de microplásticos.
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Como joven investigador/académico, yo, Kushbu R., siempre me he considerado ante todo un ecologista preocupado. Como tributo a la Madre Naturaleza, mis temas de investigación siempre están relacionados con la sostenibilidad medioambiental. Creo firmemente que los derechos también conllevan responsabilidades. Debemos cuidar nuestro hogar.
