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Se ha demostrado que la reclusión en régimen de aislamiento tiene efectos perjudiciales para la salud mental, lo que ha llevado a algunos a concluir que la reclusión en régimen de aislamiento puede equivaler a tortura. Evidentemente, el aislamiento puede ser una poderosa herramienta para reprimir a los presos, pero rara vez se ha estudiado fuera de un contexto occidental y democrático. Este estudio de caso investiga el uso del aislamiento en ex presos políticos de Birmania (Myanmar) desde las perspectivas psicológica, sociológica y de los derechos humanos. Las entrevistas con ex presos políticos muestran que la reclusión en régimen de aislamiento estaba en el centro de toda una serie de preocupaciones relacionadas con los derechos humanos. Los presos políticos eran recluidos en celdas miserables, a menudo sin alimentos ni acceso a atención médica, privados de comida y sueño o sometidos a otras formas de tortura. Estas condiciones inhumanas no sólo provocaban problemas de salud mental, sino también problemas de salud física duraderos. En Birmania, la reclusión en régimen de aislamiento se utilizaba, al igual que la prisión, como herramienta de represión. La reclusión en régimen de aislamiento se utilizó como una extensión de los regímenes políticos birmanos, castigando a cualquiera que se atreviera a defender los derechos humanos. Este trabajo pretende aportar una nueva perspectiva al debate académico y político sobre la reclusión en régimen de aislamiento.
Info autore
Nola Weerwag tem um mestrado em Política e Prática dos Direitos Humanos, uma pós-graduação conjunta Erasmus Mundus da Universidade de Roehampton (Londres, Reino Unido), da Universidade de Tromsø (Noruega) e da Universidade de Gotemburgo (Suécia). Continua a fazer investigação e campanhas para ONG, atualmente com a Citizens Advice e a Amnistia Internacional do Reino Unido.
