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"Yo soy gracias a Otro que me hace ser", afirma a lo largo de estas páginas Louis Evely, para quien "la oración es el tiempo de la encarnación de Dios en nosotros", el tiempo del encuentro de Ser al hilo de los días, porque "lo más cotidiano de todo cuanto haces es lo más sagrado que puedes hacer".
Muchas veces lo pidieron a Louis -dice su esposa Mary- que compartiera su oración personal, pero él se negó siempre, porque, según decía, cada cual tiene que crear su propia oración, nacida de la escucha interior.
Entonces, ¿por qué publicar estas oraciones encontradas entre sus papeles, escritas deprisa y corriendo, no siempres acabadas, y muchas veces repetidas? Sencillamente, porque me ha sorprendido constatar que su mensaje sigue siendo hoy realmente interpelante, y quizá más aún que cuando él vivía.
Hay una nueva generación que está descubriéndolo y que encuentra en él una respuesta a sus interrogantes y el dinamismo necesario para vivir hoy la fe.
Su mensaje, pues, no ha quedado cerrado con su muerte.
Estoy segura de que, desde el lugar al que ha llegado, él prosigue hoy su misión de despertar y arrastrar a otros, y tengo el convencimiento de que ahora sí comparte gustosamente su más íntima oración".
