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Vivimos tiempos en los que el racismo es de buen gusto. En su pánico a perder su hegemonía sobre el mundo, la blancura se radicaliza, abandona su máscara de frialdad y se repliega sobre sí misma, recurriendo a sus fuentes más aborrecibles. Apoya abiertamente el genocidio en Gaza. Intenta volver a lo que históricamente constituyó su matriz: el virilismo, la depredación económica y la desregulación del mercado que la acompaña, el racismo, la homofobia y la misoginia, para enderezarse y reafirmar su dominio del mundo. En cambio, todas las demás civilizaciones se aferran a sus fundamentos históricos, es decir, a todos los mencionados anteriormente. Los llamados Estados dictatoriales basan en esos valores su poder y su dominio sobre los pueblos que les están sometidos. El pueblo los deja en su sitio, concediéndoles el poder siempre y cuando garanticen la continuidad de esos valores que les son tan queridos. El presente trabajo estará dedicado a la construcción de una teoría del racismo.
About the author
Tengo un Bac en Lenguas Extranjeras (2012) del Lycée Said Ait Messouaden, Draria. También tengo una Licencia (L.M.D) en Literatura Francesa(2016) por la Universidad de Argel 2 y un Máster (LMD) en Literatura y Civilización(2018) por la Universidad de Argel 2. Actualmente soy profesora de francés en liceo.