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Ecbatana,la joya dorada del Imperio parto,dormía bajo la suave luz de la luna.Sus imponentes muros,antaño revestidos de metales preciosos,parecían guardar secretos centenarios.En las plazas iluminadas por antorchas,los mercaderes reunían sus mercancías,y algunos soldados patrullaban los callejones de piedra.Solo las sombras movedizas de la noche sabían que,esa noche,el destino de la ciudad sería tocado por la mano de un ladrón.En lo alto de un tejado, con la mirada fija en el palacio real,un joven controlaba su respiración.Arsames no era un ladrón cualquiera.Era una sombra,un mito susurrado entre las calles oscuras,un nombre pronunciado solo con miedo o admiración.Había crecido en los barrios pobres de la ciudad,entre comerciantes engañosos y prestamistas sin escrúpulos.Había aprendido a robar primero por hambre,luego por necesidad y finalmente por placer.Pero esa noche Era como ningún otro.Esa noche,Arsames se aventuró en el corazón del peligro,el palacio del rey Antíoco.El palacio de Ecbatana era una maravilla arquitectónica.Sus paredes blancas brillaban bajo la luz de las estrellas,y sus jardines,repletos de flores exóticas,se extendían como un océano de color y aroma.En el interior,los salones decorados con mosaicos y estatuas doradas albergaban los tesoros del reino,pero Arsames no había venido en busca de oro ni piedras preciosas.Había venido por algo más preciado:un collar legendario,lucido nada menos que por Callidora,la hija del rey.Nadie había visto nunca de cerca a la princesa,pero los rumores la describían como un ser de singular belleza,con cabello largo como seda negra y ojos verdes como esmeraldas ocultas en las lejanas montañas del imperio.Se decía que tenía un espíritu libre,que rechazaba las estrictas reglas impuestas por su padre y que a menudo vagaba por los jardines del palacio, soñando con una vida después de la muerte.Desde los muros dorados de su prisión real.Arsames descendió ágilmente del tejado,deslizándose por una ventana abierta.Sabía que no tenía mucho tiempo.