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La alteración de los ritmos circadianos producto de los hábitos de la vida moderna se asocia con aumento de grasa visceral, del IMC y un perfil lipídico alterado (HDL bajo y triglicéridos altos). También produce disfunción mitocondrial alterando la beta-oxidación de ácidos grasos, aumenta el riesgo de resistencia a la insulina porque disminuye la capacidad de las células beta que producen insulina, produciendo intolerancia a la glucosa y, por consecuencia, una alteración de la presión arterial. Por otro lado, la exposición al espectro completo de luz solar, la reducción de la luz artificial nocturna, la ingestión de alimentos durante el día y el ejercicio son capaces de restablecer los ritmos circadianos endógenos y revertir todos los parámetros metabólicos. Estas herramientas pueden impactar en los relojes circadianos central y periféricos, como los del músculo, tejido adiposo e hígado logrando restablecerlos y, por tanto, mejorando significativamente la tolerancia a la glucosa, revirtiendo la resistencia a la insulina y lel aumento de peso, reduciendo el tejido graso permitiendo alcanzar un cuerpo estético y saludable.
About the author
Paula Sottano, terapeuta nutricional integrativa y Licenciada en educación física. Se dedica a la investigación sobre ritmos circadianos, el ambiente de luz natural, los campos electromagnéticos no naturales, la alimentación basada en animales baja en carbohidratos y al tratamiento de enfermedades crónicas, la restauración metabólica y la estética.
