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La satisfacción es un fenómeno emocional y psicológico complejo, a menudo descrito como el sentimiento de equilibrio interior y plenitud del que muchos carecen. Es una experiencia que representa mucho más que la ausencia de insatisfacción o la presencia de felicidad. La satisfacción es el resultado de la interacción de varios factores: la congruencia de nuestras expectativas con la realidad, la aceptación de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, y la sensación de realizar una contribución significativa a nuestro entorno. Al fin y al cabo, para lograr la satisfacción es importante equilibrar los elementos internos y externos. Internamente, se trata de autoaceptación y autocomprensión. Esto significa aceptarnos a nosotros mismos con todos nuestros puntos fuertes y débiles, y ver la búsqueda de la mejora como un proceso continuo que nunca termina. También significa reconocer nuestras necesidades y deseos y situarlos en un contexto realista. De este modo, podemos desarrollar expectativas que sean a la vez alcanzables y estimulantes. Los factores externos se refieren sobre todo a nuestras relaciones con otras personas y con nuestro entorno. Factores ambientales como el lugar de trabajo, la red social e incluso la situación política pueden tener un impacto significativo en nuestra sensación de satisfacción. Por eso es importante crear o buscar un entorno que apoye nuestros valores y objetivos. Las relaciones también son cruciales: una red de apoyo de familiares y amigos puede aumentar significativamente el sentimiento de satisfacción. La autora es psicóloga clínica con muchos años de experiencia.
