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"La victoria de la Revolución de la Dignidad, que los estrategas políticos del Kremlin habían hipotéticamente supuesto y temido, echó por tierra todo el esfuerzo de muchos años de Rusia para conquistar Ucrania de forma híbrida y rastrera y transformarla en un Estado satélite de Rusia con el Presidente controlado y políticos ficticios. Sin embargo, el Presidente de la Federación Rusa V. Putin, así como la clase política rusa, no sólo se negaron a admitir el hecho probado de que Ucrania había iniciado su separación de la órbita de la civilización peri-Moscú, sino que tampoco pudieron (debido a su visión estrecha) darse cuenta de una nueva realidad geopolítica. Putin trató ese hecho como su ofensa y fracaso personal, así como un desafío para la propia Rusia, una amenaza permanente para su existencia futura tanto desde la perspectiva neoimperial como desde el punto de peligro: su megasubjetividad podría convertirse en retrospectiva histórica" (Pavlo Hai-Nyzhnyk).
About the author
Pavlo Hai-Nyzhnyk - Doctor en Historia, Académico de la Academia de Ciencias de Ucrania, Jefe del Departamento de Estudios Históricos del Instituto de Investigación de Estudios Ucranianos (Kiev, Ucrania).
