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Los derechos y libertades fundamentales garantizados constitucionalmente son sagrados, pero esto no significa que sean absolutos. Su restricción o limitación por razones de protección del orden público y primacía del interés general está sujeta al control de proporcionalidad por parte del tribunal. El control de proporcionalidad del tribunal puede ser de alta o baja intensidad, basado en la interpretación del contenido normativo de los derechos y libertades fundamentales. Si este poder de interpretación resulta de la imprecisión de los derechos y libertades fundamentales, parece favorecer el aumento de poder del juez, en su calidad de auténtico intérprete de la norma y del contenido normativo de los derechos y libertades. Esto es aún más cierto para el tribunal constitucional, que es el garante de la norma fundamental que es la Constitución, que afirma estos derechos y libertades. De ahí surge el temor a un gobierno de jueces. Sin embargo, este temor puede disiparse perfeccionando los elementos jurídicos y los vicios de procedimiento en el control por el juez de la proporcionalidad de las restricciones a los derechos y libertades fundamentales.
About the author
Rodrigue SENOU est juriste, titulaire d¿un Master en Droits de la Personne Humaine et de la Démocratie à l¿Université d¿Abomey-Calavi au Bénin. En 2O19, il crée et dirige le cabinet HRSD Consulting et y exerce ses activités professionnelles en qualité de consultant formateur certifié, spécialiste des droits humains et de la gouvernance publique.
