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El Estado tiene el deber de proteger y asegurar la integridad de su territorio. Se trata de una preocupación primordial de todo Estado para confirmar su soberanía, ya que le permitirá establecer su administración y gobernar adecuadamente a su población. Así las cosas, el Estado sólo puede lograrlo a través de un servicio autorizado. Y ese servicio es el servicio de seguridad, cuyo núcleo es el ejército. El ejército desempeña un papel decisivo en la defensa de la integridad territorial, la realización de obras de interés económico y la defensa, promoción y protección de los derechos humanos. Dada la importancia de las misiones que se le asignan, el Estado debe contar con un ejército especializado en su arte, mediante una formación permanente adecuada y un ejército equipado, apoyado y respetuoso de sus normas éticas, reglamentarias y jurídicas. Sólo así contribuirá a la instauración del Estado de Derecho.
About the author
Rodrigue Mafungu Mayele is an Assistant at the University of Kikwit, a lawyer at the Bandundu Bar and Administrative Secretary General at the Institut Supérieur des Technologies de Développement. In addition, he has a wealth of experience in the field of International Public Law, where he is a leading expert.
