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Las fuerzas religiosas y el régimen autoritario han colaborado a lo largo de la historia. Si la religión tiene que ver con la moralidad, la ética y los altos valores humanos, la política tiene que ver generalmente con la manipulación, la mentira y el arte de lo posible. Sin embargo, siempre que los regímenes impopulares e ilegítimos han necesitado apoyo, el clero les ha prestado ayuda, y rara vez ha desafiado a los regímenes, reforzando así el nexo entre el clero y la élite gobernante. Los regímenes en el poder, tanto en Pakistán como en Malasia, han tenido un fuerte nexo con los grupos religiosos, viendo la política islámica más como una oportunidad que como un desafío. Pakistán y Malasia nos permiten comprender que el uso de la religión puede producir resultados diferentes en distintos tipos de regímenes. En Pakistán, la dictadura militar utilizó la religión para ganar legitimidad y desviar la atención de la población de los problemas económicos reales involucrándola en cuestiones como la solidaridad musulmana; en Malasia, los principios islámicos se utilizaron para reformar la sociedad malaya con la misma importancia que la modernización, pero la política también creó opositores entre los partidos liberales y musulmanes, que se quejaban de no tener suficiente de ningún sistema.
About the author
Arshi Saleem Hashmi ist spezialisiert auf Religion und gewaltsame Konflikte. Sie ist Assistenzprofessorin an der National Defense University (NDU) Islamabad. Arshi hat an der American University Washington DC und am SAIS der John Hopkins University studiert. Derzeit promoviert sie in Internationalen Beziehungen mit dem Schwerpunkt Deobandi-Madrassas und Politik des Dschihad.
