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Actualmente nos encontramos ante un sistema internacional regido por las empresas transnacionales, donde las reglas para la inversión extranjera juegan un papel determinante de acuerdo al régimen internacional que prevalece. Estados Unidos a través de su poder hegemónico ha sido el principal artífice en la construcción de éste régimen que favorece a las grandes corporaciones en detrimento de los países en desarrollo; lo que ha logrado principalmente a través de su innovadora fórmula comercio-inversión. Con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994 se inaugura una nueva generación de acuerdos de libre comercio, donde se conjugan las normas de inversión con las comerciales, creando la fórmula perfecta para establecer reglas en materia de inversión extranjera acordes al interés de los países poseedores del capital. A partir de ahí se firman múltiples acuerdos que siguen el mismo modelo y favorecen el surgimiento de un régimen de promoción y protección de las inversiones extranjeras a nivel mundial.
About the author
Zij heeft een B.A. en M.A. in Internationale Betrekkingen van UNAM, een Ph.D. in Politieke en Sociale Wetenschappen van dezelfde instelling en deed haar post-doctorale studies aan het Instituto de Investigaciones Económicas. Zij is thans voltijds hoogleraar aan SUAYED, FES Acatlán, UNAM.
