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El fenómeno de migración de nuestros connacionales hacia los Estados Unidos, si bien, implica una problemática social, política y económica que parece irresoluble, al mismo tiempo encarna uno de los tópicos más desgarradores de nuestra literatura.En efecto, la orfandad, el aislamiento es la condena que llevan a cuestas los migrantes. La búsqueda de una vida digna es a diario una cruenta lucha entre saberse ajenos y discriminados en el medio al que llegaron y la indiferencia del gobierno mexicano que ni ha producido los empleos bien remunerados que eviten su partida ni defiende sus derechos en Estados Unidos. Cabe mencionar, por ejemplo, el Programa Bracero (1942-1964), en el que por contrato entraban trabajadores agrícolas mexicanos a EU para sembrar y cosechar. La nación vecina obtuvo inmediatamente un superávit debido a la mano de obra barata mexicana, al tiempo que se realizaban discrecionalmente deducciones a los pagos de los trabajadores, que se repartieron tanto entre patrones y funcionarios estadounidenses y mexicanos, por lo cual hasta la fecha existe una lucha legal por la remuneración de estas deducciones a los trabajadores.
