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Un cuento ayuda mucho a comprender. Ahí les va: Fue un día de otoño la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía muchas arrugas en la cara y por todas partes. - Abuelo, deberías darte la crema de mamá para las arrugas. El abuelo sonrió, y más arrugas aparecieron en su cara. - Ya lo sé nena. Es que soy un poco viejo... Pero no quiero perder ni una arruga. Debajo de cada una guardo algo que aprendí. A Bárbara se le abrieron los ojos como platos mientras el abuelo le enseñaba la arruga en que guardaba el día que aprendió que es mejor perdonar que guardar rencor, o la que decía que escuchar era mejor que hablar, esa otra enorme que mostraba que es más importante dar que recibir o una muy escondida que decía que no había nada mejor que pasar el tiempo con los niños... Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada día más guapo, y con cada arruga que aparecía acudía corriendo para ver qué nueva lección había aprendido. Hasta que un día fue su abuelo quien descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña: - ¿Qué lección guardas ahí?- Que no importa lo viejo que llegues a ser abuelo, porque....¡te quiero! Moraleja: Cuidar al Abuelo es Vital. De eso habla este libro.
About the author
Profesores. Centro Universitario Municipal Camajuaní. Esperanza Hernández es Master en Psicología de la Salud y Profesora Asistente. Se desempeña como Jefe de Carrera de Psicología Médica. Carlos Alberto Hernández es Máster en Agricultura Sostenible y Profesor Auxiliar. Se desempeña como Subdirector de Investigación y Postgrado en el CUM Camajuaní.
