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Joel López-Pérez, Sinaloa, México, 1961, nos lleva a una travesía donde el hiperrealismo, el simbolismo, la impresión y la expresión, le sirven de raíles para mostrarnos lo que ha escuchado con sus ojos, esos quinqués de un caminante que entreteje símbolos para pintar algo que no existe, en una necedad por palpar a esa loca de remate que es la realidad mientras se rasca el inconsciente con el pincel, y lo hace a pesar de saber que cuanto se haga en este camino es infructuoso, y que todo el intento de moldear la realidad con letras y cerdamen es un acto inútil. Joel arriesga su intento de representar la realidad, cuando debería ser un cincel que pueda esculpir un mundo nuevo, diferente al actual donde los productos que inundan el mercado "cultural" solo sirven para forjar la desmemoria en el vencido. Una nueva visión donde la palabra libertad pueda significar el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír o lo que es lo mismo, mostrar lo que no se quiere ver. Este libro es una fusión entre las letras y la pintura del mismo autor. Signos y símbolos como la luna, el barro, la gente y los no gente, la voz de los sin voz, la palabra de los obligados al silencio y sometidos al miedo que desuela los pueblos. Los ojos son la propuesta conceptual que dirige tanto el texto como la colección imágenes e ideas que han dado origen a las diferentes obras pictóricas del autor.
