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Odisea reanudada es uno de esos libros que parecen recoger fuerza a medida que se mueven en busca de la verdad codiciada. En esta obra, el autor nunca pierde de vista su básico frenesí por viajar, empeño que desde su niñez lo ha seducido. Su narrativa continúa el turismo geográfico y de historia iniciado previamente en Odisea hacia la oportunidad, pero añade ahora una firme y perseverante especie de turismo de literatura que incluye, además de algunos de sus propios poemas, alusiones y referencias a autores de otras culturas...; mas todo ello con el fin de iniciar una conversación sencilla con la literatura. De esta manera, el autor trata de cumplir su doble propósito de informar entreteniendo y de entretener informando. Por otro lado, aunque narra retornos emocionales al Bierzo (tierra natal del autor) y descripciones de periplos por Filipinas, China, Alaska y Canadá, Odisea reanudada debiera leerse, no sólo por los movimientos pausados o rítmicos de su prosa y su lírica, sino que también por el respeto a la inmensa diversidad de alicientes, incluso el más elusivo de todos: la felicidad del ser humano. Asimismo, su lectura pudiera bien despertar interés en lectores atentos a relatos turísticos, como también puede poner en evidencia el ánimo del autor de mantener equilibrio y claridad como alguien que enseña apertura y que aspira a estimular en el lector una disposición de arrebatarle una lección a la vida.
