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Decimos formación cultural porque nos damos cuenta de que la cultura es el indicador humano de mayor referencia para la compleja noción de formación humana. La cuestión del cuerpo aquí proyectada debe reforzar la importancia de intentar romper con el dualismo y la dicotomía, sobre todo para formar un conjunto más amplio de contenido y estructura de las categorías de la motricidad humana, tal vez incluso de confrontación cultural, para repensar las relaciones teoría-práctica, sujeto-objeto, cuerpo-mente, entre otras concepciones o preconcepciones que a lo largo de las necesidades humanas se han trivializado o incluso equivocado. Es de conocimiento general, especialmente en los círculos educativos, que el mundo de los niños en sus primeros años se caracteriza por la motricidad como forma de expresión y significación. Dadas las diferencias de visión educativa y de formación, siempre vemos algo impreso en la estructura de la conciencia procedente de un conjunto orgánico llamado cuerpo. Reeducar con "sensomotricidad" es recuperar la capacidad humana de comunicar a través de la sinestesia, como diría un pedagogo renovado. El discurso de las prácticas corporales parece haber hecho bastante daño a la maldición del cuerpo humano racionalizado.
