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La sanaciâon de la obesidad va mucho mâas allâa de la creencia de que nuestro âunico problema es el peso y que una vez que estâe controlado con alguna dieta, todo se arreglarâa. La verdadera soluciâon pasa por reconocer que muchas veces el hambre que sentimos no es fisiolâogica, sino que obedece a necesidades emocionales que de no ser escuchadas y atendidas persistiran con su conocida carga de ansiedad y culpa.
About the author
Marisol Santillán es psicoterapeuta Gestalt especializada en la detección y prevención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y en hambre emocional. Durante los últimos 14 años, mediante su taller Mi relación emocional con la comida®, ha apoyado a muchas personas a encontrar el vínculo creado entre sus emociones y su forma de comer para obtener una mejor calidad de vida. Se formó en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt con las especialidades en psicoterapia con adolescentes, facilitador de grupos, trabajo corporal, trabajo de síntomas, sexualidad y experiencia adictiva, entre otras. Es coautora del libro El valor está en ti. Actualmente trabaja como psicoterapeuta, conferencista y facilitadora de talleres y cursos.
Summary
Comer nos “anestesia” por algunos momentos, pero por más que tapemos con comida nuestros vacíos, estos regresarán una y otra vez para recordarnos su paradójica presencia. ¿Qué hacer entonces?
La sanación de la obesidad va mucho más allá de la creencia de que nuestro único problema es el peso y que una vez que esté controlado con alguna dieta, todo se arreglará. La verdadera solución pasa por reconocer que muchas veces el hambre que sentimos no es fisiológica, sino que obedece a necesidades emocionales que de no ser escuchadas y atendidas persistirán con su conocida carga de ansiedad y culpa.
ENGLISH DESCRIPTION
Eating “anesthetizes” us for a few moments, but no matter how much we try to fill our gaps with food, they will return again and again to remind us of their paradoxical presence. What to do then?
Healing obesity goes far beyond the misguided belief that our only problem is the actual weight and that once it is controlled with some diet, everything will be fixed. The real solution is to recognize that many times the hunger we feel is not physiological, but rather, it is due to emotional needs that, if not listened to and attended to, will persist with their already familiar burden of anxiety and guilt.
